jueves, 18 de mayo de 2017

Distancia


Entraste de puntillas, lo hiciste con cautela y prudente. Tu semblante siempre amable, atento, tus brazos siempre abiertos.
Mi coraza desquebrajada, mi esperanza recompuesta, no pude evitar bajar la guardia. Te abriste paso en mi tormenta, creando un camino incierto y a la vez perfecto. 
Después apareció un inesperado silencio, ese que me hacía sentir profundamente la realidad. No lo podíamos evitar, nuestros días colmados por la ausencia.

Decidir, quizás eso era lo correcto. Algo nacía, dos palabras hermosas como pueden dar tanto miedo... Esas que vinieron de ti primero, y acto seguido me reclamabas distancia, enfriamiento.  
Puse los pies en el suelo, aunque mi tendencia natural es vivir en sueños. Lo comprendo, lo acepto, incluso podría confesar que estoy de acuerdo. Distancia, quizás eso era lo más correcto. 

¿Pero como hacerlo? Como hacerlo después de dos palabras grabadas a fuego. 
Desnuda mi coraza de acero, desprendida al fin de miedos. Esas dos palabras que me daban alas y me acaloraban los labios, pasaron a inundar mis ojos y dejarme un sabor amargo. 
Reclamar distancia entonces era lo justo, lo complicado es distanciarme de mi propio latir, ese canalla me recuerda que resucitó por ti. 



jueves, 4 de mayo de 2017

Descuidos

Lo jodido de estar jodido es la perspectiva desde la que observas las cosas. 
Todo parece andar en tu contra, a pesar de que objetivamente no sea así, tú sientes que es así. 
Optas por callar palabras que te atragantan. Comprendes que hay ocasiones en las que se debe ahorrar energía. Es un acto de madurez, me repito como un mantra. Mientras el rencor te desangra la tráquea. 

Inútil gesto, es grabar emociones en un bloque de cemento. Que autoengaño fue creer que mi mirada algún día sería diferente. 
Que cruel es madurar, me digo en ocasiones, añorando profundamente la inocencia. Esa que fue quebrándose tras cada herida. 
Tiritas y vendas empapadas, son insuficiente remedio, para cicatrices de un desgarro.


Hay dolores pasajeros, otros habitan en un refugio de tu interior. De vez en cuando, asoman para recordarte alguna supuesta lección, para punzarte de nuevo la razón. Regresan sin más, cuando creías haberlos olvidado y a pesar que la perpectiva parezca lejana, incluso de otra vida, tienen el mismo efecto sobre tu fe. Esa fe firme depositada en tu sacrificio y esfuerzo, se tambalea. 
Entonces lo sientes hiriéndote de nuevo, pero esta vez hablas con él e incluso dejas que te coja de la mano. Porque en el verdadero olvido tan sólo permanecen aquellas cosas inútiles.   



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