Fase de recuperación
Siento que la vida se ha detenido.
Miro por la ventana, el mundo es demasiado acelerado allá afuera.
Vivo de sombras de quien un día me sentí ser y de nuevas sombras que nublan mi ser.
Intento explicar como esto me hace sentir, no encuentro consuelo, no encuentro alivio.
La completa oscuridad se hace atractiva algunos días.
No la buscaré me repito a menudo, aún tendría que luchar.
Pero me hallo sentada e inerte, me da igual ver la vida pasar.
Nada me falta, nada me importa.
Consigo reír de pequeñas cosas, ¿estoy más cerca de la salida?
No disfruto de esas cosas que antes me apasionaban.
Me siento sola, desamparada, insegura, asustada, abrumada, ansiosa.
No vale la pena esforzarse, pienso demasiadas veces.
El día es interminable, demasiadas horas muertas por delante.
Estoy harta de responder ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mejor? ¿Qué dijo el médico?
Estoy cansada de ánimos y consejos, a pesar que no sean con mala intención.
Pienso mucho pero hago muy poco, espero que llegue esa perdida motivación.
Céntrate en esas pequeñas cosas para cuidarte- dijo la enfermera,
Saldrás de esta, es cuestión de tiempo- dijo la doctora.
Todo se mezcla en mi cabeza como un cóctel del que a veces quiero beber y otras desechar.
Me siento vulnerable, demasiado.
Me quedaría en la cama día tras día, por no oir a nadie.
Recuerdo el hospital como algo agradable. Allí no sentía la presión.
Mi propia presión, mi autoexigencia y no saber como afrontar esto.
Después de semanas, meses... sigo sin saber cuando y como me recuperaré de esta depresión.
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