IMPROVISANDO



Bastó un café y una amena charla,
para robarme un primer beso.
Bastó una copa de vino blanco,
para bailar descalzos sin música.
Mirarte y sentirte cerca me hacía latir como nunca.

Creí a ciegas en esa vida de tus ojos. 
Miradas de complicidad, sin importar el lugar,
te agarrabas tan firme de mi mano que yo me dejaba arrastrar.
Fue en aquel baño nocturno después del concierto,
cuando supe que me romperías o que serías eterno.


Parecía rutina eso de trasnochar y amanecer juntos,
sonrisas con miedos, silencios entre sentimientos.
Improvisando esta partida de ajedrez.
Inesperada tu distancia y fin de los movimientos.


Ahora que la partida finalizó,
me hallo reconstruyendo los pedazos
sigo improvisando y tengo una certeza…
 aquel verano que vivimos, será eterno.
.

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