Mostrando entradas con la etiqueta Febrero 2015. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Febrero 2015. Mostrar todas las entradas

miércoles, 17 de febrero de 2016

Reto



Esa costumbre tuya, esa costumbre mía...
Decir algo impensable, 
en el acto proponernos a cumplirlo. 

Esa madurez tuya, esa inocencia mía... 
Un delicioso cóctel, 
 del que no nos saciábamos. 


Esa alegría tuya, esa alegría mía... 
Reír sin parar de cosas marcianas, 
ajenos de problemas, ajenos de miradas. 


Esa malicia tuya, esa picaresca mía...
Dibujarnos sin complejos sobre la piel, 
cada caricia derramando deseo. 

Esa sonrisa tuya,  esa sonrisa mía...  
Un simple gesto una conexión descomunal,
complicidad casi sobrenatural. 

Esa elegancia tuya, esa espontaneidad mía...
Un excitante reto mantenernos cerca, 
 sin traspasar ciertos límites.  

Esa locura tuya,  esa locura mía...  
Una mezcla de sensaciones impagable, 
atracción irresistible. 

Esa indiferencia mía, esa inquietud tuya...
Jugando a ser dos bichos que 
 comparten las ansias de arder.


Ese espacio tuyo,  que se convirtió en mío. 
Fugaz, vivo, eléctrico,  intenso,
despertando y trasnochando.

Esa distancia tuya,  esa distancia mía... 
Siempre conscientes... pese a todo,
nos regalamos algo... entrañable.


jueves, 26 de febrero de 2015

A mis amigos

Entregarse ante alguien sin juicios, sin intereses, sin presiones, sin rivalidad, entregarse incondicionalmente. Eso que muchos no conocen y bautizan falsamente como amistad. Eso que otros cuidan y alimentan durante años... 
Vínculos que se rompen, que se renuevan, que se mantienen en espera o bien nacen. Vínculos que enriquecen, que enseñan, que duelen y que tocan el alma. 

Des de la infancia buscamos instintivamente relacionarnos con otros, buscamos señales e intereses comunes, compartimos y esperamos ser correspondidos. El ser humano busca encajar en algún lugar, y encajar con un grupo de iguales, es esencial para reafirmar la  individualidad. Esos pensamientos que surgen después de conocer bien a alguien, después de tener conversaciones de corazón. Ante risas, ante llantos, ante confesiones y consuelos. Forjar complicidad, disfrutar, comparar, jugar...¡qué sana es la amistad! 


Hay vínculos que sobreviven al paso del tiempo, otros se pierden por los diferentes senderos de la vida. Diversos vínculos acaban destruyéndose, por dejadez o por el resurgir de incompatibilidades ante el cruce de caminos que se convierte la vida. Diferentes situaciones me llevaron a  dejar amigos atrás. Aunque en el momento, lo viví como algo triste, como algo inesperado, incluso como una traición a mis valores y principios... como una traición a mí misma. Ahora sé que toda amistad que recibí y que regalé, forma parte de mí. Toda experiencia que vives te enseña. Cada vez que alguien desaparece, sin querer te dejó algo de sí. Un recuerdo perpetuo en forma de anécdota, en forma de decepción, o bien, sencillamente en forma de un melancólico sentimiento que te recuerda que fue algo importante en su momento. 

 Y con los años, puede parecer que  tus verdaderos amigos son menos, pero sabes que son de una calidad suprema. Cada uno tiene diferentes metas y tiene que superar diferentes obstáculos. Quizás sin querer, o bien de forma consciente, acabamos por elegir, por priorizar. Con el tiempo, el nivel de autoconocimiento crece de tal forma que buscas evitar las complicaciones. Puede que de forma instintiva prefieras mantener vínculos equilibrados y gratificantes de verdad. En cierto modo procuras librarte de personas incoherentes para ti en ese momento. Y acabas por volverte alérgico a personas  que parecen ahora tóxicas, o bien desconocidas. De igual forma debes aceptar que este efecto también puedes causarlo tú, por las mismas razones. 

Pero cuando consigues una igualdad de trato con alguien. Si te diviertes y también encuentras apoyo en momentos duros; sin duda has logrado conocer y disfrutar de uno de los mejores regalos que la vida nos da. Reír sin limites, escuchar sin más, compartir momentos, sincerarse sin temores, descubrirse sin reservas... para mí esto es ahora la amistad.

Amigo tú eres con quien convivo en una realidad paralela, tu mirada sobre la mía... mi confianza entregada ante una firme complicidad. Te miro, me asombro. Me estremezco y me ilusiono. No es un sentimiento insignificante, se convierte en un golpe de efecto que me descoloca. Y sin más que decir, tu camino y el mío se entrelazan sin remedio, se construyen entre sí.






Hoy brindo por los amigos del pasado, amigos que se fueron y que dejé marchar.

Brindo por los amigos de siempre, por los cercanos y los lejanos también. 
Y brindo por los amigos que están por llegar.

jueves, 19 de febrero de 2015

Seguir andando

Caminé bajo la tempestad durante tanto tiempo que la ventisca cortó mi cara... Y caminé, caminé hasta el desmayo, por más que avanzara el temporal siempre me acompañaba. Hasta que me rendí, me quedé inmóvil en un sendero espinoso, permanecí arrodillada, abatida. 
No consigo recordar el tiempo que pasé hundida, sólo recuerdo mi mente saturada de voces contradictorias. Una parte de mí quería levantarse y caminar al fin, pero mis piernas no se movían. Mis fuerzas estaban bajo mínimos, agotadas, desaparecidas... 

Llegó un día, sin que nada ocurriera en particular sin un motivo aparente... en que di un primer paso, y después otro... y sin apenas darme cuenta empezaba a andar, tambaleante, insegura, pero por fin estaba andando.

A día de hoy sigo andando, aunque  tropiezo, me caigo y me desanimo… sigo andando, a diferentes ritmos, por diferentes senderos… yo sigo andando…  cuesta arriba y sin oxígeno, con una mochila enorme… pero sigo andando… He decidido que hasta que pueda seguiré andando… estoy descubriendo que lo importante es saber el ritmo que debo exigirme.

Y este punto al que conseguí llegar no tiene marcha atrás. Sí que en ocasiones me permito bajar el ritmo,entonces me dedico tiempo a mi misma… ese punto al que me gusta llamar: autoestima en modo reconstrucción. Sin analizar motivos, porque sí, porque me toca hacerlo a mí, porque si yo no lo hago nadie reparará mi ánimo. Nadie como yo se preocupará tanto por mí. 

Es cierto, en demasiadas ocasiones pienso en los mil defectos que tengo, pero me obligo a detener ese pensamiento y observar también mis fortalezas, mis virtudes. Aunque mi atención me la juegue, porque muchas veces se fija solo en todo lo que tengo que mejorar. Hoy, después de un día de estrés, me hago este regalo. 
Hoy me fijo en todo lo bueno que veo en mí, porque yo lo valoro. Yo más que nadie, valoro el esfuerzo que estoy realizando, porque yo más que nadie sé que mi mochila es mía, no es pública. Hoy me detengo para verme entregada a lo que hago,  al ritmo en el que me muevo a diario... con ese peso a mi espalda…  y es para decirme:¡OLE!
NADIE mejor que yo sabe el esfuerzo que estoy invirtiendo en integrarme de nuevo, en estar en marcha y ser otra vez YO. Atrás quedan días en los que al mirarme al espejo no reconocía a esa llorosa, asustada  e insegura niña. Atrás quedan los días en los que caí derrumbada en el sendero. 
 Hoy soy optimista y días como éste me permiten tropezar cada vez menos en en este nuevo camino.




¿Y el temporal? Bien, ahí sigue, pero hoy...
Hoy salí a respirar aire fresco y a inundarme de sol.
Hoy la lluvia, la dejo para otro rato.

lunes, 16 de febrero de 2015

Mi montaña mágica



Hay épocas en las que sientes vivir en una espiral de monotonía ... y ...¡uf! que descorazonador pensar únicamente en las obligaciones, nos apagan lentamente. Si durante ese día de la marmota te detienes a pensar un instante en ti, llegas a la conclusión de que poco tiempo nos dedicamos de verdad a nosotros mismos.


Resulta complicado conciliar, encontrar el equilibrio entre lo que debo hacer, lo que me exigen hacer, lo que los demás necesitan de mí. En definitiva, demasiadas obligaciones que parecen no tener fin. 
Realizar actividades de forma independiente y gratificantes vamos, lo que toda la vida se ha conocido como tener una afición. Es la fórmula que ayuda a no perder el juicio ante un ritmo acelerado o ante una monotonía desesperante.... Pero conseguir una constancia ante ese cuidado personal, ese es el verdadero reto. 
Andar esperando la llegada de algo mejor, esperar el momento adecuado, anhelar una felicidad abstracta, posponer como norma. A eso parece que nos vamos acostumbrando a medida que crecemos. 

Hoy propongo un juego con el único propósito de conseguir evasión. Una actividad para recrear la ilusión, imaginar y soñar con imposibles... Observar la vida con la mirada de un niño de nuevo. Regresar a la niñez y a su bendita inocencia. 


Imagina que recibes un regalo especial, se trata de una llave. No cualquier llave, es una llave que da acceso a una montaña mágica, un lugar sagrado. Sin condiciones, sin restricciones, un lugar por construir, a estrenar únicamente por ti. 

Hoy decidí coger mi llave y entrar en ese lugar. Llena de inquietud, me encontré bajo un techo de brillantes luces. En mi montaña me esperaban variedad de sedas estampadas y de mil colores. Lo siguiente que llamó mi atención fueron unos cordones dorados, que cuidadosamente ataban centenares de cajas de madera envejecida. Dubitativa, me atreví al fin a desatar algunas de ellas... estaban repletas de besos, de abrazos, de lágrimas y de sonrisas, de miradas cómplices. Y mi inicial inquietud se transformó en esperanza y en gratitud. 
Continué explorando ese santuario, y encontré un gran tablero, parecido a una puerta, estaba cubierto por una lona color  escarlata. Tiré con fuerza y descubrí un enorme espejo empañado. Lo limpié con suma prudencia y curiosidad, ante mí apareció una sencilla inscripción donde ponía: Es lo único que necesitas
Desconcertada por un momento,  acerté a ver que el espejo empezaba a brillar con fuerza. Ante mí un reflejo que me devolvía la mirada, mi propio reflejo. 
Sonreí y sonreí... y mi sonrisa se tornó risa y después carcajada. Volví a observar con detalle el interior de mi mágica montaña, y en ese instante conecté con mi ilusión y mi esperanza, hacía demasiado...demasiado tiempo que no lo había hecho.


Si tienes un momento, te animo a jugar sólo hay una norma, no existen normas, olvida los límites. Eso sí, debes empezar por preguntarte:


 ¿Qué habrá dentro de mi montaña mágica?  




domingo, 15 de febrero de 2015

El adiós, duele

Ante una despedida…  el adiós duele. Ante el fin de algo, el vacío de perder se hace presente. La pérdida entendida como cambio irreversible, cómo transformación no deseada,  como suceso inesperado…, que provoca un resultado emocional de frustración. 

En la vida nos despedimos continuamente de cosas, de personas, de sueños… nuestra vida es un sinfín de pérdidas. Siendo más concreta:  nos mudamos, nos separamos, enfermamos, crecemos, maduramos e incluso envejecemos, y la pérdida por excelencia que viviremos seguro: moriremos y también veremos partir a los que amamos.  

Por mucho que nos empeñemos… la vida es cambio, el cambio ocurre y en demasiadas ocasiones no avisa, aparece y se impone.  No importa a lo que HOY diga adiós. Lo importante es que lo asuma y aprenda de ello. No hay cambio importante que no provoque transformación personal. 
Toda pérdida implica una situación de cambio, incuso se podría definir como una situación de crisis. Lidiar y  afrontar las emociones negativas resultantes, me han hecho ver que el desarrollo personal requiere trabajo. Que no hay desarrollo si no se asume la realidad, que no se evoluciona si se niega el sufrimiento. ¿Cómo afronto algo que me duele hasta un límite desgarrador? ¿Cómo asumo algo irreversible? ¿Qué puedo hacer para evitar el sufrimiento?
No existe una respuesta de consuelo en ese primer momento. Es habitual que ante un momento de dolor te invada la incapacidad de ver más allá.  Y no hay un método rápido, no existe la receta mágica que puedas aplicar.... No puedes elegir, desesperas cuando compruebas que nada lo puede impedir y luchas por no desaparecer, por no desvanecerte en lágrimas.
Acabas por comprender que sentirte mal, llorar, incluso deprimirte, es NORMAL. Permitirte un tiempo, no obligarte a estar bien enseguida. Acabas entendiendo que en ese instante necesitas hacer un paréntesis para sentir… sentir sin juzgar, sentir sin más. Ese es un paso importante.
Intentar seguir con tu vida como si nada, como si no la hubieran arrollado, cómo si todo fuera igual que antes… parece tan insano. Las emociones negativas existen y dejarlas fluir alivia, y aunque desagradables, son necesarias. No debe parecer absurdo irritarse, gritar, entristecerse, lamentar, enfadarse, golpear… es la respuesta más natural ante un adiós obligado. 

Buscamos, deseamos y esperamos siempre la felicidad en nuestra vida, como es natural. Pero...¿cómo vamos a poder valorarla de verdad si no hemos experimentado su sentimiento opuesto? 

 Observar pérdidas en tu entorno más cercano e incluso experimentarlas en la propia piel. Te deja huella, te fortalece y te da fuerza para emprender nuevos retos, te hace valorar la vida des de otras perspectivas, aprendes a elaborar otros objetivos. 

Esta es la primera y más cruel lección del adiós, el adiós desgarra. Pero es necesario para dar paso a otras ilusiones, a otros caminos. Esa será tu merecida recompensa, valorar realmente lo que es un verdadero momento de felicidad. La vida es una carrera de fondo con circuitos inesperados, con caídas y paradas obligatorias. Pero al dejar atrás los sentimientos de la derrota, serás capaz de apreciar que también la vida te obsequia con merecidas victorias.Esa debe ser tu meta final valorar y vivir plenamente los momentos de felicidad.


En mi camino encontraré sombras...
pero también claros.







sábado, 14 de febrero de 2015

MIS RETALES

Empezar a crear algo es siempre una actividad  compleja, que necesita de constancia. Imaginar, componer, probar, errar, reinventar, ... En este sentido, los retales son una pieza clave, son ideas que aparecen de forma aislada que en si misma no ofrece mucho, que incluso a veces permanecen solos por mucho tiempo, incluso terminan  desechados...
La creatividad es una parte de mí, creatividad es una palabra que me define.  Me encanta personalizar objetos, escribir (prosa o poesía) dibujar, decorar construir, coser, ... CREAR es mi  método de soñar... dejar volar la imaginación, pensar en otras formas y composiciones. A menudo me descubro dibujando, escribiendo conceptos, planificando proyectos. En ocasiones, solo se quedan en eso, en una palabra, un dibujo, una idea... que se pierden. En otras ocasiones las guardo en mi mente, como un retal  de algo que me inspiró.

Enlazando retales, así es como percibo cualquier experiencia creativa en la que me aventuro. En algunas ocasiones, quedan pedazos sin encajar. En otras ocasiones, quedan espacios difíciles, o incluso imposibles de completar. Pero siempre, durante el encaje de mis retales, mi viaje se torna ameno, divertido y fascinante. Para mí, es un proceso de aprendizaje constante, sea relatando vivencias o emociones, cosiendo patrones, pintando sonrisas, dibujando lágrimas...

Mis retales nacen de mis experiencias, nacen también de los demás y de la vida... nacen de sentimientos y emociones, de recuerdos y de sueños, de realidad y de fantasías...
Enlazar retales de mi vida para crecer, para conocerme, para sentir el ahora, enlazar mis retales me hace estar presente, y sentir el ahora es un privilegio que poco se valora. Siempre andamos pensando en las cicatrices del pasado, en las metas del futuro... ¿y el ahora?



Cuando viajar al pasado y asomarte al futuro,
 te impide respirar, 
observar tus pasos en el presente es tu oportunidad.


Entrada destacada

Altamente sensible. El principio de todo

Soy una persona altamente sensible, esa es la última verdad que he descubierto sobre mi misma. Hace ya un tiempo que he ido consultando info...