El adiós, duele
Ante una
despedida… el adiós duele. Ante el fin de algo, el vacío de perder se hace presente. La pérdida entendida como cambio irreversible, cómo
transformación no deseada, como suceso
inesperado…, que provoca un resultado
emocional de frustración.
En la vida nos despedimos continuamente de cosas, de personas, de
sueños… nuestra vida es un sinfín de pérdidas. Siendo más concreta: nos mudamos, nos separamos, enfermamos,
crecemos, maduramos e incluso envejecemos, y la pérdida por excelencia que viviremos seguro: moriremos y también veremos partir a los que amamos.
Por mucho que nos empeñemos… la
vida es cambio, el cambio ocurre y en demasiadas ocasiones no avisa, aparece y
se impone. No importa a lo que HOY diga adiós. Lo importante es que lo asuma y aprenda de ello. No hay cambio importante que no provoque transformación personal.
Toda pérdida implica una situación de cambio, incuso se podría definir como una situación de crisis. Lidiar y afrontar las emociones negativas resultantes, me han hecho ver que el desarrollo personal requiere trabajo. Que no hay desarrollo si no se asume la realidad, que no se evoluciona si se niega el sufrimiento. ¿Cómo afronto algo que me duele hasta un límite desgarrador? ¿Cómo asumo algo irreversible? ¿Qué puedo hacer para evitar el sufrimiento?
Toda pérdida implica una situación de cambio, incuso se podría definir como una situación de crisis. Lidiar y afrontar las emociones negativas resultantes, me han hecho ver que el desarrollo personal requiere trabajo. Que no hay desarrollo si no se asume la realidad, que no se evoluciona si se niega el sufrimiento. ¿Cómo afronto algo que me duele hasta un límite desgarrador? ¿Cómo asumo algo irreversible? ¿Qué puedo hacer para evitar el sufrimiento?
No existe una respuesta de consuelo en ese primer momento. Es habitual que ante un momento de dolor te invada la incapacidad de
ver más allá. Y no hay un método rápido, no existe la receta mágica
que puedas aplicar.... No puedes elegir, desesperas cuando compruebas que nada lo puede impedir y luchas por no desaparecer, por no desvanecerte en lágrimas.
Acabas por comprender que sentirte mal, llorar, incluso deprimirte, es NORMAL. Permitirte un tiempo, no obligarte a estar bien enseguida. Acabas entendiendo que en ese instante necesitas hacer un paréntesis para sentir… sentir sin juzgar, sentir sin más. Ese es un paso importante.
Intentar seguir con tu vida como si nada, como si no la hubieran arrollado, cómo si todo fuera igual que antes… parece tan insano. Las emociones negativas existen y dejarlas fluir alivia, y aunque desagradables, son necesarias. No debe parecer absurdo irritarse, gritar, entristecerse, lamentar, enfadarse, golpear… es la respuesta más natural ante un adiós obligado.
Buscamos, deseamos y esperamos siempre la felicidad en nuestra vida, como es natural. Pero...¿cómo vamos a poder valorarla de verdad si no hemos experimentado su sentimiento opuesto?
Observar pérdidas en tu entorno más cercano e incluso experimentarlas en la propia piel. Te deja huella, te fortalece y te da fuerza para emprender nuevos retos, te hace valorar la vida des de otras perspectivas, aprendes a elaborar otros objetivos.
Esta es la primera y más cruel lección del adiós, el adiós desgarra. Pero es necesario para dar paso a otras ilusiones, a otros caminos. Esa será tu merecida recompensa, valorar realmente lo que es un verdadero momento de felicidad. La vida es una carrera de fondo con circuitos inesperados, con caídas y paradas obligatorias. Pero al dejar atrás los sentimientos de la derrota, serás capaz de apreciar que también la vida te obsequia con merecidas victorias.Esa debe ser tu meta final valorar y vivir plenamente los momentos de felicidad.
Intentar seguir con tu vida como si nada, como si no la hubieran arrollado, cómo si todo fuera igual que antes… parece tan insano. Las emociones negativas existen y dejarlas fluir alivia, y aunque desagradables, son necesarias. No debe parecer absurdo irritarse, gritar, entristecerse, lamentar, enfadarse, golpear… es la respuesta más natural ante un adiós obligado.
Buscamos, deseamos y esperamos siempre la felicidad en nuestra vida, como es natural. Pero...¿cómo vamos a poder valorarla de verdad si no hemos experimentado su sentimiento opuesto?
Observar pérdidas en tu entorno más cercano e incluso experimentarlas en la propia piel. Te deja huella, te fortalece y te da fuerza para emprender nuevos retos, te hace valorar la vida des de otras perspectivas, aprendes a elaborar otros objetivos.
Esta es la primera y más cruel lección del adiós, el adiós desgarra. Pero es necesario para dar paso a otras ilusiones, a otros caminos. Esa será tu merecida recompensa, valorar realmente lo que es un verdadero momento de felicidad. La vida es una carrera de fondo con circuitos inesperados, con caídas y paradas obligatorias. Pero al dejar atrás los sentimientos de la derrota, serás capaz de apreciar que también la vida te obsequia con merecidas victorias.Esa debe ser tu meta final valorar y vivir plenamente los momentos de felicidad.
En mi camino encontraré sombras... pero también claros. |
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