Seguir andando
Caminé bajo la tempestad durante tanto tiempo que la ventisca cortó mi cara... Y caminé, caminé hasta el desmayo, por más que avanzara el temporal siempre me acompañaba. Hasta que me rendí, me quedé inmóvil en un sendero espinoso, permanecí arrodillada, abatida.
No consigo recordar el tiempo que pasé hundida, sólo recuerdo mi mente saturada de voces contradictorias. Una parte de mí quería levantarse y caminar al fin, pero mis piernas no se movían. Mis fuerzas estaban bajo mínimos, agotadas, desaparecidas...
Llegó un día, sin que nada ocurriera en particular sin un motivo aparente... en que di un primer paso, y después otro... y sin apenas darme cuenta empezaba a andar, tambaleante, insegura, pero por fin estaba andando.
A día de hoy sigo andando, aunque tropiezo, me caigo y me desanimo… sigo andando, a diferentes ritmos, por diferentes senderos… yo sigo andando… cuesta arriba y sin oxígeno, con una mochila enorme… pero sigo andando… He decidido que hasta que pueda seguiré andando… estoy descubriendo que lo importante es saber el ritmo que debo exigirme.
Es cierto, en demasiadas ocasiones pienso en los mil defectos que tengo, pero me obligo a detener ese pensamiento y observar también mis fortalezas, mis virtudes. Aunque mi atención me la juegue, porque muchas veces se fija solo en todo lo que tengo que mejorar. Hoy, después de un día de estrés, me hago este regalo.
No consigo recordar el tiempo que pasé hundida, sólo recuerdo mi mente saturada de voces contradictorias. Una parte de mí quería levantarse y caminar al fin, pero mis piernas no se movían. Mis fuerzas estaban bajo mínimos, agotadas, desaparecidas...
Llegó un día, sin que nada ocurriera en particular sin un motivo aparente... en que di un primer paso, y después otro... y sin apenas darme cuenta empezaba a andar, tambaleante, insegura, pero por fin estaba andando.
A día de hoy sigo andando, aunque tropiezo, me caigo y me desanimo… sigo andando, a diferentes ritmos, por diferentes senderos… yo sigo andando… cuesta arriba y sin oxígeno, con una mochila enorme… pero sigo andando… He decidido que hasta que pueda seguiré andando… estoy descubriendo que lo importante es saber el ritmo que debo exigirme.
Y este
punto al que conseguí llegar no tiene marcha atrás. Sí que en ocasiones me permito bajar el ritmo,entonces me dedico
tiempo a mi misma… ese punto al que me gusta llamar: autoestima en modo reconstrucción. Sin analizar motivos, porque sí,
porque me toca hacerlo a mí, porque si yo no lo hago nadie reparará mi ánimo. Nadie como yo se preocupará tanto por mí.
Es cierto, en demasiadas ocasiones pienso en los mil defectos que tengo, pero me obligo a detener ese pensamiento y observar también mis fortalezas, mis virtudes. Aunque mi atención me la juegue, porque muchas veces se fija solo en todo lo que tengo que mejorar. Hoy, después de un día de estrés, me hago este regalo.
Hoy me fijo en todo lo bueno que veo en mí, porque yo lo valoro.
Yo más que nadie, valoro el esfuerzo que estoy realizando, porque yo más que
nadie sé que mi mochila es mía, no es pública. Hoy me detengo para verme entregada a lo que hago, al ritmo en el que me muevo a diario... con ese peso a mi espalda… y es para decirme:¡OLE!
NADIE
mejor que yo sabe el esfuerzo que estoy invirtiendo en integrarme de nuevo, en
estar en marcha y ser otra vez YO. Atrás quedan días en los que al mirarme al
espejo no reconocía a esa llorosa, asustada
e insegura niña. Atrás quedan los días en los que caí derrumbada en el sendero.
Hoy soy optimista y días como éste me permiten tropezar cada vez menos en en este nuevo camino.
¿Y el temporal? Bien, ahí sigue, pero hoy... Hoy salí a respirar aire fresco y a inundarme de sol. Hoy la lluvia, la dejo para otro rato. |
Oleee tu
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