Perfectamente Humanos
Cuando vives en una sociedad a la que ni sientes pertenecer ni en la que pretendes encajar, a veces ciertas situaciones te superan. Especificando que quiere decir superar, me refiero a que te frustras, te entristeces y te encabronas.
Entonces levantas siempre tu dedo índice acusador para lanzar quejas y crítica negativa. Sí en esa posición he vivido mucho tiempo y al final acabas dándote cuenta de algunas cosas...
Vivir en la queja y la crítica hacia todo te posiciona en el lugar de víctima.
Posicionarte en el lugar de víctima te envenena lentamente, te haces daño sin ser consciente pero te puedes convertir en un enemigo más para señalar con tu dedo acusador (culpa, vergüenza, incapacidad...)
Sin saberlo, con tu actitud estás favoreciendo a todo aquello que deseas cambiar siga de la misma manera o por el contrario, empeore. Muchas de las cosas que señalamos rápido en otros porque nos molestan o perturban, no son más que miedos, limitaciones o carencias propias.
¿Cómo saberlo? empecé mi viaje al interior hace mucho tiempo, de forma equivocada tratando de encajar en mi entorno. Pero la ventaja de haber sido una niña introvertida y sensible, hace que esté muy en contacto con la emociones propias y las identifique con rapidez. Otra cuestión es su gestión. Porque si, he entendido siempre mis emociones pero me he perdido en ellas, me he dejado arrastrar al oscuro abismo o la increíble utopia. Pero en general, insatisfacción era la palabra que mejor definia mis días de vida. Cuando esa insatisfacción crece y te hace caer más al abismo, dices que ya tienes suficiente de ese dolor, de ese sufrimiento que te ocasionan tantas situaciones. Y es duro darte cuenta que has estado siendo cómplice necesario la mayoria de las veces que te han herido.
Cuando analizas esas situaciones des de otra perspectiva... entonces despiertas y empiezas a hacerte responsable (no culpable). Porque te das cuenta que no eres un mero espectador de tu día a día. Te das cuenta que tomas muchas acciones (o no acciones) decisiones ( pequeñas o grandes.) Te pasas los días interaccionando con otros y también contigo misma.
Llegar a ser consciente de la responsabilidad de tu insatisfacción no significa que tengas el superpoder de ser feliz todos los días. Creo que como sociedad, vamos necesitando un golpe de realidad y que vaya desapareciendo esa epidemia motivacional de felicidad impostada que inunda las redes. Si de acuerdo, ser feliz es buscar el bienestar pero no en todo puto momento... De hecho si fuera así nos extinguiríamos... la felicidad por su definición bioquímica debe ser transitoria, es una recompensa para volver a realizar algo que te ayuda en tu adaptación al medio. (según una de sus posibles definiciones, personalmente aún no he definido con exactitud que es la felicidad ando buscando mi propia definición que ahí es donde creo que está la gracia del tema...)
En esta actual sociedad a la que siento no encajar se dedica a buscar la felicidad como una droga, como algo obsesivo, se dedica a construir escenarios felices, a compartir sonrisas forzadas.
Soy de esas personas que piensa que cuando lo estás pasando genial... lo último que haces es 50 selfies para elegir uno (el que mejor ángulo tiene) y compartirlo. En ese instante, solo importa lo que estás viviendo, si tienes que coger el móvil para hacerte una foto, detente y piensa si realmente estás feliz.
También soy de esas personas, que cuando está baja de ánimo, triste o cabreada, trata de gestionarse para no crear un problema mayor o se deja llevar y la lía más grande, porque si, soy perfectamente humana y me equivoco muchísimo, me lamento, me culpo... pero en aceptar o mejorar esas limitaciones es donde empieza el trabajo personal. Ese trabajo es constante, doloroso y es difícil, más difícil que posturear. Porque la clave de todo es ser honesto con uno mismo, des de ahí, tu dedo acusador se puede transformar en una mano comprensiva hacia los demás.
Cuando hablo de responsabilizarse ante lo que nos ocurre, hablo a que nos demos permiso a sentirnos mal, tristes, enfadados. Nos demos permiso para ser humanos (con defectos y con virtudes) porque ahí hay un momento en el que aprenderemos algo de nosotros y creceremos. Crecer como persona inevitablemente hace que te relaciones desde otro lugar con los demás y desde el crecimiento personal es donde crearemos otra sociedad.
Entonces levantas siempre tu dedo índice acusador para lanzar quejas y crítica negativa. Sí en esa posición he vivido mucho tiempo y al final acabas dándote cuenta de algunas cosas...
Vivir en la queja y la crítica hacia todo te posiciona en el lugar de víctima.
Posicionarte en el lugar de víctima te envenena lentamente, te haces daño sin ser consciente pero te puedes convertir en un enemigo más para señalar con tu dedo acusador (culpa, vergüenza, incapacidad...)
Sin saberlo, con tu actitud estás favoreciendo a todo aquello que deseas cambiar siga de la misma manera o por el contrario, empeore. Muchas de las cosas que señalamos rápido en otros porque nos molestan o perturban, no son más que miedos, limitaciones o carencias propias.
¿Cómo saberlo? empecé mi viaje al interior hace mucho tiempo, de forma equivocada tratando de encajar en mi entorno. Pero la ventaja de haber sido una niña introvertida y sensible, hace que esté muy en contacto con la emociones propias y las identifique con rapidez. Otra cuestión es su gestión. Porque si, he entendido siempre mis emociones pero me he perdido en ellas, me he dejado arrastrar al oscuro abismo o la increíble utopia. Pero en general, insatisfacción era la palabra que mejor definia mis días de vida. Cuando esa insatisfacción crece y te hace caer más al abismo, dices que ya tienes suficiente de ese dolor, de ese sufrimiento que te ocasionan tantas situaciones. Y es duro darte cuenta que has estado siendo cómplice necesario la mayoria de las veces que te han herido.
Cuando analizas esas situaciones des de otra perspectiva... entonces despiertas y empiezas a hacerte responsable (no culpable). Porque te das cuenta que no eres un mero espectador de tu día a día. Te das cuenta que tomas muchas acciones (o no acciones) decisiones ( pequeñas o grandes.) Te pasas los días interaccionando con otros y también contigo misma.
Llegar a ser consciente de la responsabilidad de tu insatisfacción no significa que tengas el superpoder de ser feliz todos los días. Creo que como sociedad, vamos necesitando un golpe de realidad y que vaya desapareciendo esa epidemia motivacional de felicidad impostada que inunda las redes. Si de acuerdo, ser feliz es buscar el bienestar pero no en todo puto momento... De hecho si fuera así nos extinguiríamos... la felicidad por su definición bioquímica debe ser transitoria, es una recompensa para volver a realizar algo que te ayuda en tu adaptación al medio. (según una de sus posibles definiciones, personalmente aún no he definido con exactitud que es la felicidad ando buscando mi propia definición que ahí es donde creo que está la gracia del tema...)
En esta actual sociedad a la que siento no encajar se dedica a buscar la felicidad como una droga, como algo obsesivo, se dedica a construir escenarios felices, a compartir sonrisas forzadas.
Soy de esas personas que piensa que cuando lo estás pasando genial... lo último que haces es 50 selfies para elegir uno (el que mejor ángulo tiene) y compartirlo. En ese instante, solo importa lo que estás viviendo, si tienes que coger el móvil para hacerte una foto, detente y piensa si realmente estás feliz.
También soy de esas personas, que cuando está baja de ánimo, triste o cabreada, trata de gestionarse para no crear un problema mayor o se deja llevar y la lía más grande, porque si, soy perfectamente humana y me equivoco muchísimo, me lamento, me culpo... pero en aceptar o mejorar esas limitaciones es donde empieza el trabajo personal. Ese trabajo es constante, doloroso y es difícil, más difícil que posturear. Porque la clave de todo es ser honesto con uno mismo, des de ahí, tu dedo acusador se puede transformar en una mano comprensiva hacia los demás.
Cuando hablo de responsabilizarse ante lo que nos ocurre, hablo a que nos demos permiso a sentirnos mal, tristes, enfadados. Nos demos permiso para ser humanos (con defectos y con virtudes) porque ahí hay un momento en el que aprenderemos algo de nosotros y creceremos. Crecer como persona inevitablemente hace que te relaciones desde otro lugar con los demás y desde el crecimiento personal es donde crearemos otra sociedad.
Esa sociedad en la que me gustaría encajar y abrazar algun día.
Me encanta enormemente, he tenido mi rato de felicidad 😍
ResponderEliminar