Dibujando el camino

Muy cerca de la puerta de mi casa hay un camino angosto, casi escondido para el mundo. Pocas personas deciden pasear por él, porque fue olvidado y se tornó incómodo. Está cubierto de  piedras y maleza e incluso algún resto biológico de animal.  Hace demasiados años que dejó de importar, pero ahí está.
Ese maltrecho sendero por el que ningún alma transita, es un olvidado pedregal que pasa desapercibido. 

Fue Celeste quien me habló de ese secreto.Me invitó a acompañarla en una tarde de primavera. Nos dirigimos las dos ataviadas con ropa cómoda para pasear. Pasamos el primer tramo con algo de dificultad. Había llovido durante toda la noche, el fango estaba demasiado fresco y las rocas del camino resbalaban. Tras varios traspiés seguidos de carcajadas y comentarios jocosos, continuamos por la vereda del olvido. 
Celeste me explicaba como se sentía últimamente. No podía conciliar el sueño desde hacía semanas. Se sentía confusa, pues al principio se sintió abrumada por la multitud de apoyo que recibió. A pesar que sólo hacía unos meses de aquello. Ahora, en cambio, se sentía abandonada por algunas personas y a la vez, se sentía demasiado lejos de aquellos que permanecían a su lado. Un tremendo sentimiento de soledad interior la abrazaba. Me decía, que cada vez era consciente que esto la cambiaría. Sentía miedo, hacía donde se dirigía, un barco sin rumbo que transporta únicamente incertidumbre. 
Me sentí culpable al instante, no había estado muy pendiente de ella, estaba demasiado abstraída en mi nuevo trabajo. Intenté excusarme, cuando tropecé. Celeste me sostuvo antes de que cayera del todo. Me disculpé y agradecí su gesto. 
Proseguimos la caminata algo incómodas, me sentía mal por ella. No sabía qué decirle para consolarla, para hacerle entender que no estaba sola, que yo estaba allí a su lado.
El camino ahora se convertía en un empinado obstáculo. La subida era difícil estaba repleta de profundos surcos. Celeste hábilmente pasó primero, me sorprendió la habilidad con la que se movía, repentinamente recordé la última vez que la vi. Estaba tan diferente, me explicaba que se sentía mal, pero yo la veía repleta de vida desprendía una energía renovada. 

Al llegar a la cima, llegamos al lugar que deseaba enseñarme. Por un momento no entendí nada, estábamos ante una valla metálica con un gran candado. Ella sacó unas llaves, abrió la verja y me invitó a pasar. 
Me quedé sorprendida al ver un hermoso huerto, emanaba vida y color. Al fondo del terreno, había una pequeña cabaña con un porche, la madera recién barnizada brillaba bajo el sol. 

Celeste me miraba algo intrigada, esperaba una reacción. Me puse a llorar y no sabía exactamente porqué. Me alegré de estar en ese lugar con ella. Ese lugar era exactamente el que ella me describió aquella tarde en el hospital. Me derrumbé, porque le prometí ayudarla en ese proyecto, y no lo hice por miedo. No sabía como consolarla tras su accidente, no podía ni imaginar cómo me sentiría yo en su lugar...  

Ella me miró y me entendió al instante. Acudió a abrazarme tan fuerte que dejó caer las muletas y me dirigió unas palabras cargadas de realidad:

- No te sientas mal. Ha sido duro entenderlo... pero sé que reconstruirme era algo que debía hacer sola, ahora cada día soy más fuerte.





Cerca de la puerta de mi casa hay un camino angosto, casi escondido para el mundo. En cambio, a mí me transporta al paraíso que Celeste había construido vertiendo lágrimas. Ese sendero difícil de recorrer, es el camino por el que ella pasa diariamente con constancia y empeño. Ahora miro ese camino de una forma diferente, donde había tristeza mis ojos dibujan esperanza. Ahora al pasar por allí, solo imagino a Celeste brincando con su única pierna y manejando ágil sus muletas entre las piedras. Ahora lo único que recuerdo es a Celeste dibujando su propio camino. 

Comentarios

  1. Me encanta!! que forma mas entrañable de contar que hay caminos que una debe emprender en soledad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aunque difícil, es cierto que muchos obstáculos solo depende de uno mismo superarlos. Muchas gracias Yolanda por leerme! Un saludo

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Inevitable adicción

Entre las piernas

Fase de recuperación