Clic

Las preocupaciones pasadas y futuras creaban una inquietante mezcla.  Hacía demasiado tiempo que  nublaban su mente.  El insomnio era fiel compañero,  las noches se habían vuelto en desesperantes horas buscando un entretenimiento.  
Bien entrada la madrugada, después de dar varias cabezadas ante el televisor conseguía dormir algunas horas.  Al despertar,  siempre esa sensación de no haber logrado descansar. Recordaba haber soñado, pero era incapaz de explicar esos sueños, solo tenía la sensación de estar saturada,  intranquila e irremediablemente agotada. 

Las tardes de aquel verano eran su pasatiempo más llevadero. Con su cuaderno bajo el brazo, paseaba hasta el puerto. Primero daba un vistazo por los embarcaderos de los barcos de recreo. Después a paso lento se dirigía al antiguo muelle, sentada observaba el ambiente. Los pescadores descargando apresurados para la subasta, turistas perdidos y algunas personas que paseaban despreocupadas.

Le sorprendía la cantidad de cosas que se podían descifrar al mirar a la gente desde lejos. Aquel instante, despertaba su inspiración. Escribía historias sobre aquellos desconocidos que paseaban absortos, ignorando su presencia. Como una espectadora, como un fantasma. Era curioso, porque en ese momento de su vida se sentía exactamente de esa manera. 
Aquella tarde, una voz grave la distrajo de sus letras.

 -¿Qué escribes todas las tardes?- preguntó.

Al levantar la vista, vio a un joven pescador parado ante ella con cara de curiosidad.

 - Cosas mías. - contestó, algo molesta. 
 - Bueno, no quería molestarte. Aunque tienes que tener muchas cosas en la cabeza... llevas viniendo todo el verano y solo te he visto escribir.- dijo mientras se marchaba.

Ella, asombrada por ese comentario tan solo acertó a reír. 

Al regresar a casa, no podía evitar sonreír al recordar a ese entrometido chico. Ese chico la había visto durante todo el verano sentada en el muelle. Aunque le molestó su pregunta y estuvo a punto de enviarlo a paseo. Sintió que quizás no fuera invisible como creía, a pesar de haberse aislado de todo.

Esa noche al ir a dormir, sus pensamientos parecían ir a una velocidad más reducida. Aún así, seguían rodando. Una vuelta más en su cabeza y escuchó un sonido metálico, parecido a un "clic". Sus desordenados pensamientos se equilibraron ofreciendo esa ansiada tranquilidad, esa noche consiguió dormir unas horas más. 


PESPUNTE

Hay situaciones en los que la soledad te envuelve de tal forma, que sientes desaparecer. Sin saber cómo, pasas a ser un mero espectador de tu vida.
Deberías preguntarte si ese es el papel que quieres interpretar. Pues seguramente, llegará ese día... el día en que te arrepientas de esas cosas que dejaste pasar, de aquello que no hiciste. Llegará el día en que el telón bajará para siempre... ¡No temas actuar! 


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