Música en el alma

Una misteriosa noche se detuvo el reloj
de fondo una canción,
un violín medio ahogado, 
toca para dos.

Un desesperado músico
abrazado a la soledad,
entre amargas sonrisas 
entona la melodía que para ella va.

Recuerda como su dorado cabello 
dibujaba grandes ondas de mar.
Verde aterciopelado en su mirada,
su sonrisa de frágil cristal.
Su piel de suave seda
 encerraba un alma de gran bondad,
 Cantaba con voz de sirena
y en su corazón, solo la verdad.

Una cálida tarde de verano, 
lágrimas y sollozos, abrumado
él le dijo un adiós obligado  
el verdugo de la muerte se la llevó.




 Desde entonces, el músico vive en un callejón,
entre partituras rotas
 espejo de su corazón,
recordando que ella partió.


Amargas notas componen su canción
música en el alma de un viejo señor,
anhelante por besar a su amor.
Ella convierte en sombra al sol,
por ella suspira y se lamenta
ella, su única religión.


Ahora tan solo posee un triste violín
y una canción medio olvidada.
En las noches sin fin
cuando ella se asoma a su ventana,
 la mira triste, a la vez feliz,
le dedica una agridulce serenata.


Una lágrima infinita su ángel derramó
y en las noches sin luna
en la ciudad, de día, no brilla el sol.
Cuando los amantes se encuentran
el cielo llora ante el dolor
de esta historia truncada de amor...
La eterna historia del viejo violinista
y el ángel de su corazón.



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