No recordaba desde cuando la llamaban ojitos tristes. Cabizbaja y empequeñecida, abrazada sin fuerza a esa rutina de ver pasar los días sin ánimo. ¿Por qué soy infeliz? se preguntaba constantemente, compadeciéndose de sí misma siempre. Sin darse cuenta, se había convertido en un lamento que difícilmente lograba respirar.
Eran las seis de la mañana cuando, se despertó sobresaltada después de aquel sueño revelador. Dio varias vueltas en la cama antes de levantarse a beber un vaso de agua. En la penumbra de la cocina, sus ojos estaban excesivamente abiertos a pesar de no haber descansado suficiente. En su cabeza, tan solo podía repasar sin cesar el mensaje de ese sueño.
Recordaba como se había visto atrapada en una red en el fondo del mar. La angustia de no poder respirar, el cansancio de la lucha por salir a flote y ni tan solo poder gritar pidiendo auxilio. Cuando de la nada, aparecieron unas manos que cortaron las cuerdas y la sostenían con fuerza arrastrándola hacia la superficie. Cuando sus pulmones se acostumbraron al aire, quiso agradecer a esa persona desconocida el gesto de salvar su vida. El sol brillaba con fuerza, impidiéndole ver con claridad el rostro de su benefactor. Cuando sus ojos lograron verle, se quedó petrificada al descubrir que ese alguien... era ella.
Seguía pensativa mientras se dirigía a la ducha. Súbitamente, lo vio claro. Aquella mañana decidió desabrocharse el vestido de lágrimas y lamentos que le oprimía el pecho desde hacía varios años.
Las primeras sensaciones eran extrañas, esa repentina brisa sobre la piel entumecida, era un hormigueo algo incómodo al inicio. Con manos temblorosas, torpemente acabó por desvestirse.
Ante el espejo del baño, contempló con cierto pudor el tono que lucía su piel desnuda. Aquel reflejo desconocido, le mostraba una nueva versión de sí misma. Tras un primer gesto de incredulidad, una leve sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro.
Decidió abrazar ese íntimo reencuentro y aventurarse a descubrir, esa versión de sí misma que estaba deseando salir a flote.
jueves, 31 de marzo de 2016
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