jueves, 25 de febrero de 2016

Pinceladas

Después de caminar entre sombras, acostumbrarse a un paisaje gris parecía una respuesta de lo más natural. Aquel día, desconocía que una minúscula pincelada de color tendría tanta intensidad. 
Era una mañana más de febrero, amaneció nublado y un fuerte viento azotaba las ramas de los árboles. 

La única motivación de Sofia aquella mañana era que por fin era viernes y tenía una cita especial. 
Las horas en el trabajo algo más pesadas por acarrear el peso de toda la semana. Miraba a fuera, de vez en cuando, para descansar la vista del ordenador. El paisaje desde la ventana se mostraba gris, como de costumbre.
Cuando dieron las tres, la monotonía se transformó en entusiasta energía. 
Al salir de la oficina paró a comer algo rápido, a las cuatro empezaban las ansiadas clases de pintura. 

Llegó algo tarde, la sala era amplia y apenas seis personas estaban sentadas ya ante los lienzos, saludó tímidamente y enseguida puso los ojos en la profesora, quien empezaba su discurso sobre la presentación del curso. 
La instrucción para ese primer día era una obra libre. La única condición era que deberían reflejar un recuerdo feliz, tenían el material ante ellos y dos horas por delante.
Sofía estaba indecisa y algo decepcionada, ella quería aprender técnicas, no seguir garabateando sin estilo. 
Su primer instinto, fue coger el pincel y dibujar árboles negros. 
La profesora paseaba por la sala, y se detuvo ante su lienzo, apoyó el brazo en su hombro y le susurro: es interesante que la felicidad tenga ese color para ti. 

Sofía hizo una mueca, y recordó la instrucción, cerró los ojos, enseguida le vino la inspiración, aunque se resistía a utilizar los colores, se decidió usar un tono e ir degradandolo,  su bosque sutilmente cobró algo de vida. 

Sofía estaba satisfecha del resultado. Sus compañeros habían ido rodeándola atraídos, ella no podía dejar de mirar sonriente el cuadro. Una voz rompió el silencio: ¿Cuál era tu recuerdo feliz?
Dubitativa y sin dejar de sonreír, ella, tan solo acertó a decir: Pensé en el día en el que me enfrenté a mi mayor miedo y esa sensación es la que ahora vuelvo a sentir.








PESPUNTE

Recordar un importante logro personal, valorarlo y apresarlo. Así es como se empieza a colorear de nuevo el paisaje que un día se volvió gris. 


miércoles, 17 de febrero de 2016

Reto



Esa costumbre tuya, esa costumbre mía...
Decir algo impensable, 
en el acto proponernos a cumplirlo. 

Esa madurez tuya, esa inocencia mía... 
Un delicioso cóctel, 
 del que no nos saciábamos. 


Esa alegría tuya, esa alegría mía... 
Reír sin parar de cosas marcianas, 
ajenos de problemas, ajenos de miradas. 


Esa malicia tuya, esa picaresca mía...
Dibujarnos sin complejos sobre la piel, 
cada caricia derramando deseo. 

Esa sonrisa tuya,  esa sonrisa mía...  
Un simple gesto una conexión descomunal,
complicidad casi sobrenatural. 

Esa elegancia tuya, esa espontaneidad mía...
Un excitante reto mantenernos cerca, 
 sin traspasar ciertos límites.  

Esa locura tuya,  esa locura mía...  
Una mezcla de sensaciones impagable, 
atracción irresistible. 

Esa indiferencia mía, esa inquietud tuya...
Jugando a ser dos bichos que 
 comparten las ansias de arder.


Ese espacio tuyo,  que se convirtió en mío. 
Fugaz, vivo, eléctrico,  intenso,
despertando y trasnochando.

Esa distancia tuya,  esa distancia mía... 
Siempre conscientes... pese a todo,
nos regalamos algo... entrañable.


domingo, 14 de febrero de 2016

Enlazar un año

El tiempo no se detiene, siempre camina más deprisa, es un espectro que no se deja atrapar.  Esa reflexión me hizo recordar algo...  Un día como el de hoy,  nació este  proyecto personal y un año de retales después... nada es igual.

El tiempo no se detiene, siempre enseña y coloca cada cosa en su lugar. Convivir con una voz en mi cabeza que no cesa. En algunos instantes fue grito,  otros se volvió voz serena y tenaz...  Incluso se atrevió a ser susurro. Esa voz trazó letras que me liberaron de firmes ataduras.  Letras que huían del silencio,  fluían y se enlazaban. Mientras escribía se revelaron esas facetas que desconocía. 



Retales abrazados  aferrados a emociones:  el amor, la superación, el miedo, el desengaño, la pasión, la incertidumbre, el dolor, la alegría,  la empatía,  la nostalgia, la profunda tristeza...  Emociones que dibujaron historias, reflexiones e incuso poesía... Desde experiencias,  desde el alma y también  la fantasía, esa es  mi particular manera de entender la escritura.

El tiempo no se detiene, siempre camina más deprisa, sus enseñanzas dan serenidad. Si algo aprendí es que lo inesperado sucede, que lo imprevisto no siempre es negativo, que la vida te ofrece oportunidades y solo hay que estar receptivo. Que las tormentas no duran una eternidad, y mientras llueve... no puedes dejar de danzar.

Un año de crecimiento y aprendizaje, de disfrute, de recibir más que agradables comentarios, muestras de apoyo incondicional. Un año de compartir retales
La vida es cambio constante y esa voz que gritaba dentro de mí en el inicio, hoy la siento más calmada. No puedo saber por cuánto tiempo más enlazaré retales... Hoy deseo abrazar con fuerza a esta gratificante recompensa personal que me ofrece este pequeño lugar, mi lugar. 


¡¡GRACIAS POR PASEAR POR MI LUGAR!!


jueves, 11 de febrero de 2016

Indefensión

Eres el eco de mi cabeza, el insomnio de mis noches y el vacío en mi corazón. 
Me abrazas, me atrapas y me enredas. Aunque corrí libre a tus brazos, eres un gran pesar que ahoga sin descanso mi alma. 
Te escribo para soltar parte del lastre que eres. Mientras, tú me sonríes y me miras de reojo desde el rincón de mi habitación. 
Esa mirada me incomoda, es en ese instante cuando más palabras en mi mente brotan... ¡qué contradicción! me digo, pues eres la nada, la oscuridad más absoluta...


Eres el eco de mi cabeza, el insomnio de mis noches y el vacío en mi corazón.
Rasgas mis maltrechas alas con ese frío aliento sobre mi espalda. Susurras constantemente, inundando de quejidos mis oídos. Me infestas tóxico oxígeno en el pecho. Habitas como temida ausencia en mis brazos. Desde tu silencio, amarras con firmeza sogas en mis pasos.






Trato de aparentar una falsa normalidad, pero es inevitable... permanezco inerte y te dejo entrar, me dejo transformar. Desasosiego y nefasta turbación, danzan sin cesar en mi salón. Cegada por tu presencia a tientas quisiera escapar, huir de tus letales nudos.  


Soledad tú persistes, tú desgarras, tú causas mi indefensión. Tú destruyes todos los recuerdos de quien un día fui, de quien en verdad hoy soy...
Eres el eco en mi cabeza, el insomnio de mis noches y el vacío en mi corazón.

jueves, 4 de febrero de 2016

Espejismo

Te confieso que guardé bajo llave 
cada beso que desee entregarte. 
Cuando estábamos cerca...
 debía apretar fuerte mis labios,
 para no dejarlos huir.  

Mis inquietos dedos por suaves caricias.
 Mis manos temblaban... 
trataban de apresar esas caricias más atrevidas.


Mi mirada te hablaba en silencio,
una intención oculta. 
 Cerré los ojos al mirarte 
en tantas ocasiones... para no delatarme. 


Mi voz elocuente cuando te hablaba... 
 cuando en realidad quería morir 
ser susurro,  ser delirio.  


Fuiste noches de insomnio. 
Desvelada entre las sábanas 
tan solo pensaba en esa tímida sonrisa.

Indiferencia aparentada, 
cordialidad camuflada, 
 mientras en lo más profundo 
creía desfallecer de anhelo. 


Quise tejerte alas de libertad, 
 para que vinieras y anidaras en mi regazo.

Pinté cálidas sonrisas 
sobre esa laguna que nos separaba, 
 para que cuando llegaras a mi orilla...
 de nada dudaras.



Y de esta manera, pensándote más de lo que podía soportar... derramé lágrimas de nostalgia y reí entre tus silencios.
Seguía soñando... Hasta que desperté súbitamente, pues no fuiste real. 
En mí siempre habitarás como el más bello espejismo que contemplé y admiré... jamás.






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