Pinceladas
Después de caminar entre sombras, acostumbrarse a un paisaje gris parecía una respuesta de lo más natural. Aquel día, desconocía que una minúscula pincelada de color tendría tanta intensidad. Era una mañana más de febrero, amaneció nublado y un fuerte viento azotaba las ramas de los árboles. La única motivación de Sofia aquella mañana era que por fin era viernes y tenía una cita especial. Las horas en el trabajo algo más pesadas por acarrear el peso de toda la semana. Miraba a fuera, de vez en cuando, para descansar la vista del ordenador. El paisaje desde la ventana se mostraba gris, como de costumbre. Cuando dieron las tres, la monotonía se transformó en entusiasta energía. Al salir de la oficina paró a comer algo rápido, a las cuatro empezaban las ansiadas clases de pintura. Llegó algo tarde, la sala era amplia y apenas seis personas estaban sentadas ya ante los lienzos, saludó tímidamente y enseguida puso los ojos en la profesora, quien empezaba su discurso sobre la pr