Mirarte
Acudiste a mí, perdida. Sobraban las palabras, solo te abracé fuerte y permití que fluyeras en inquietante drama. Tras la calma que siempre proporciona liberar el llanto, ahora descansas abatida sobre mi regazo. Ahora que estás calmada, sosegada y frágil. Acaricio tu pelo y pienso en susurrarte sinceras palabras de aliento. Mi niña que acudes a mí, tras otra sacudida imprevista. Protegerte es una respuesta incompleta, quisiera que fueras capaz de verte con mis ojos. Si tú te vieras como yo lo hago, tus miedos se harían pequeños y a tus temblorosas piernas les acompañarían siempre unos firmes pasos. Mi dulce, soñadora, inquieta, guerrera y tenaz, niña. Verías que tú regalas alegría con gesto delicado. Dejarías atrás las amargas lágrimas, dibujarías una eterna sonrisa en tu rostro si te vieras... como yo lo hago. Renuevas el aire a tu paso, decidida, natural, a veces te permites ser encantadoramente traviesa. Entregas tu alma sin condiciones, no puedes evitarlo así danzas con l